domingo, 27 de abril de 2014

Como el hielo, ella quema.

Es con solo oír su nombre que empiezo a temblar,
no sé si de frío por su ausencia
o por el deseo de poderla abrazar.
Aquella a quien mi tiempo regalé
toda la verdad prometí,
y te prometo que esto aquí escrito
te lo escribo solo a ti.